sos solo un numero?

sábado, 29 de marzo de 2008

viernes, 28 de marzo de 2008

Mcguevara o Che Donald's?



Se deberian poner esta imagen en la remerita o no?

martes, 25 de marzo de 2008

Siempre hay que volver

Siempre hay que volver

El primer bar que conocí en mi vida estaba frente a la estación de trenes de Monte Grande, mi pueblo natal.
Tenía 12 años y con mi amigo José, que todavía era más chico que yo, nos escapábamos por las noches. Cuando mi tía Angélica se quedaba dormida, yo salía por la ventana, caminaba por los techos y me encontraba con José en la escalera del edificio de la panadería donde el vivía con su familia. Habitualmente nos conseguíamos un trago que robábamos de la alacena de nuestras casas. Quizás empezábamos con oporto, vino moscazo o vermouth Cinzano, las bebidas que se consumían en nuestros hogares. Tomábamos aquellas dosis y nos cagabamos de risa. En reír y tratar de contener sin conseguirlo aquellas carcajadas consistía nuestra embriaguez. Fue la primera droga que me ayudo a salir a explorar el mundo. Para eso están las drogas, para ayudarnos a dejar de ver esa obstinada tranquera que nos impide ingresar en lo desconocido, para obligarnos a ser nosotros mismos.
Pero José economizaba el tiempo de sus excursiones nocturnas; no solo era mas chico sino que también tenia una familia que lo controlaba mas. Así que yo comencé a extender el territorio de mis excursiones hasta alcanzar la estación de trenes y de ese bar en donde inexplicablemente me dejaban entrar por las noches mientras los clientes asiduos juegan a las cartas o al dominó. Desde las ventanas miraba el ir y venir de los trenes y me imaginaba lo que pocos meses después hice: subirme a uno de ellos y zambullirme en esa fantasía inaudita que era Buenos Aires.
Recuero con nitidez palpitante todos los miedos que me habitaban. No eran tan intensos los que tenia que ver con el peligro físico, el castigo familiar o policial, como el miedo a decepcionarme con el mundo. ¿Y si no hubiera otra cosa más allá del horizonte de mi vida cotidiana?
A medida que mi conducta se fue haciendo caótica. Me importo cada vez menos que descubrieran mis ausencias y aun que mi tía me encontrara alcoholizado en mi cama todas las mañanas.
En el bar había un personaje que admiraba. Era un petiso malandra y peleador, un autentico choro experto en todos los trucos de la pelea callejera, un matón, pero chistoso y hasta cariñoso conmigo. El petiso se había encariñado conmigo. Yo era un niño muy flaco y esmirriado y en ese lugar eran pocos los que me prestaban atención. Sin embargo, el petiso siempre me convidaba.
-¿querés tomar un café con leche? –me preguntaban cada noche con expresión picara y codeando a sus acompañantes como si estuviera a punto de mostrarles una gracia.
-No… prefiero una ginebrita…
Todos se reían y bromeaban con mi exigencia pero, finalmente, con esa estupenda inmoralidad de los hombres de la noche, la ginebrita llegaba a mis manos. Yo me la tomaba casi por asalto y rápidamente quedaba en un estado de éxtasis frente a las maniobras de la vida adulta: las bromas, los empujones, el lenguaje sexual violento y grosero y a veces también las peleas.
La fama de peleador del petiso era muy grande; sin embargo, yo nunca había tenido la oportunidad de comprobarlo. Hasta que una noche, muy tarde, cuando ya había decidido continuar estirando mis horarios de permanencia en el bar, entro un grandote, un hombre verdaderamente grande, con aspecto de obrero de la construcción o ferroviario, de andar fiero y mirada esquiva, que pidió un café.
Enseguida el petiso se “enamoro” del grandote. Era la palabra que usaban los peleadores para señalar el momento en que un peleador decide, sin motivo alguno, buscar pelea con un desconocido. Era el tiempo del famoso “¿Qué me miras?”.
Yo estaba distraído esa noche porque había conseguido sentarme en la mesa de la ventana, con mi ginebrita, para mirar el mejor paisaje del universo: la llegada y partida de los trenes. Así que no fui testigo de los primeros escarceos. De inmediato el grandote acepto el reto y salio. Por la ventana, durante casi un minuto, quizá menos, tuve la oportunidad de ver la destreza increíble del petiso para enfrentar al grandote. Este no tuvo la menor oportunidad de acertarle una piña que seguramente hubiera noqueado al hombre de menor envergadura. Una serie de patadas y trompadas asestadas desmañadamente pero a gran velocidad por el petiso, que se agarraba al farol de la luz y lo usaba como punto de apoyo para lanzar sus mandobles y patadas, dieron por tierra con el rival. El grandote cayó al medio de la calle y allí quedo repantigado. El petiso no siguió pegándole; rodeado por sus amigos, volvió al bar.
El desarrollo de la pelea me había dejado completamente hipnotizado, pero lo que sucedió a continuación fue asombroso. Vi por la ventana como el grandote se ponía de pie, se sacudía las ropas y, con el rostro ensangrentado, volvía a la puerta del bar e invitaba a su rival a seguir peleando. Afuera se había formado un pequeño tumulto de hecho yo era el único que permanecía en el bar ya que el cajero y el mozo también habían salido a observar la pelea. El grandote volvió a recibir una terrible paliza y nuevamente regreso por más. No recuero exactamente si fueron tres o cuatro rounds lo de aquella despareja pelea, pero si la expresión preocupada, casi con un poco de miedo del petiso cuando vio regresa al grandote una vez mas. Confuso, se dejo rodear por sus amigos, que hablaban de la policía y de lo peligroso que significaba seguir con aquella riña. Finalmente el petiso se fue del bar. El grandote, medio destrozado, se sento en la misma mesa en donde estaba su café ya frío y, mientras se limpiaba la sangre con la camisa, exigió que le sirvieran otra taza.
Me quede mirándolo largamente y, cuando le trajeron el nuevo café, se dirigio al mozo, aunque yo siempre creí que hablaba conmigo, porque me miraba a los ojos con una expresión risueña, casi de alegría:
-Hay que volver –murmuro-, siempre hay que volver.
Aun hoy escucho a veces esa voz sin terminar de comprender que es lo que quiso decir.
Pero se que esa frase seguirá resonando siempre, como un himno guerrero en mi memoria


Enrique Symns

24 de marzo



Ya es 25 de Marzo, el fin de semana largo ya llego a su fin, al igual que el dia de la memoria...La memoria seguira el resto del año?

viernes, 21 de marzo de 2008

miércoles, 19 de marzo de 2008

Dejate caer


Que la estupidez, y el orgullo no nos derrita la cara...

sábado, 15 de marzo de 2008

Posesion del ayer

Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swindburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. Illión fue, pero Illión perdura en el hexámetro que la plañe. Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.

Jorge L. Borges

Como un bicho de ciudad

viernes, 14 de marzo de 2008

jueves, 13 de marzo de 2008

Adios a un grande



El humor esta de luto...

lunes, 10 de marzo de 2008

Cadena alimenticia


¡¡Es q tu amigo no ha oido hablar de la cadena alimenticia jimmy!!
Patrulla

miércoles, 5 de marzo de 2008

Imbancable

Beatriz, la polución

Dijo el tío Rolando que esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta polución que tiene. Yo no dije nada para no quedar como burra pero de toda la frase sólo entendí la palabra ciudad. Después fui al diccionario y busqué la palabra imbancable y no está. El domingo, cuando fui a visitar al abuelo le pregunté qué quería decir imbancable y él se ríó y me explicó con buenos modos que quería decir insoportable. Ahí sí comprendí el significado porque Graciela, o sea mi mami, me dice algunas veces, o más bien casi todos los días, por favor Beatriz por favor a veces te pones verdaderamente insoportable. Precisamente ese mismo domingo a la tarde me lo dijo, aunque esta vez repitió tres veces por favor por favor por favor Beatriz a veces te pones verdaderamente insoportable, y yo muy serena, habrás querido decir que estoy imbancable, y a ella le hizo gracia, aunque no demasiada pero me quitó la penitencia y eso fue muy importante. La otra palabra, polución, es bastante más difícil. Esa sí está en el diccionario. Dice, polución: efusión de semen. Qué será efusión y qué será semen. Busqué efusión y dice: derramamiento de un líquido. También me fijé en semen y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción. O sea que lo que dijo el tío Rolando quiere decir esto: esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen. Tampoco entendí, así que la primera vez que me encontré con Rosita mi amiga, le dije mi grave problema y todo lo que decía el diccionario. Y ella: tengo la impresión de que semen es una palabra sensual, pero no sé qué quiere decir. Entonces me prometió que lo consultaría con su prima Sandra, porque es mayor y en su escuela dan clase de educación sensual. El jueves vino a verme muy misteriosa, yo la conozco bien cuando tiene un misterio se le arruga la nariz, y como en la casa estaba Graciela, esperó con muchísima paciencia que se fuera a la cocina a preparar las milanesas, para decirme, ya averigüé, semen es una cosa que tienen los hombres grandes, no los niños, y yo, entonces nosotras todavía no tenemos semen, y ella, no seas bruta, ni ahora ni nunca, semen sólo tienen los hombres cuando son viejos como mi padre o tu papi el que está preso, las niñas no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas, y yo, qué raro eh, y ella, Sandra dice que todos los niños y las niñas venimos del semen porque este liquido tiene bichitos que se llaman espermatozoides y Sandra estaba contenta porque en la clase había aprendido que espermatozoide se escribe con zeta. Cuando se fue Rosita yo me quedé pensando y me pareció que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía. Así que fui otra vez a lo del abuelo, porque él siempre me entiende y me ayuda aunque no exageradamente, y cuando le conté lo que había dicho tío Rolando y le pregunté si era cierto que la ciudad estaba poniéndose imbancable porque tenía muchos espermatozoides, al abuelo le vino una risa tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua y se puso bien colorado y a mí me dio miedo de que le diera un patatús y conmigo solita en una situación tan espantosa. Por suerte de a poco se fue calmando y cuando pudo hablar me dijo, entre tos y tos, que lo que tío Rolando había dicho se refería a la contaminación atmosférica. Yo me sentí más bruta todavía, pero enseguida él me explicó que la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la maldita polución y no el semen que dice el diccionario, y no tendríamos que respirarla pero como si no respiramos igualito nos morimos, no tenemos más remedio que respirar toda esa porquería. Yo le dije al abuelo que ahora sacaba la cuenta que mi papá tenía entonces una ventajita allá donde está preso porque en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles porque los familiares de los presos políticos son pobres y no tienen automóviles. Y el abuelo dijo que sí, que yo tenía mucha razón, y que siempre había que encontrarle el lado bueno a las cosas. Entonces yo le di un beso muy grande y la barba me pinchó más que otras veces y me fui corriendo a buscar a Rosita y como en su casa estaba la mami de ella que se llama Asunción, igualito que la capital de Paraguay, esperamos las dos con mucha paciencia hasta que por fin se fue a regar las plantas y entonces yo muy misteriosa, vas a decirle de mi parte a tu prima Sandra que ella es mucho más burra que vos y que yo, porque ahora sí lo averigüé todo y nosotras no venimos del semen sino de la atmósfera.

martes, 4 de marzo de 2008

encierro

Triste o buena



Amar sin nadie/ vaya cosa triste
sin nada que abrazar
ni Eva que nos abrace

buscar en la memoria de la piel
la boca la cintura la lujuria ganada
las suaves nalgas tibias
y sólo hallar respuestas de fantasmas

los desaparecidos no aparecen
las voces de los árboles se apagan

quedan escombros de caricias
y con pudor nos preguntamos
¿por qué decimos tantas veces corazón?
¿será el único amigo que nos queda?
¿o será el refugio de los que queremos?

amar con alguien/ vaya cosa buena

domingo, 2 de marzo de 2008

Mentira


Mentira...

mentira lo que dice
mentira lo que da
mentira lo que hace
mentira lo que va
mentira la mentira
mentira la verdad
mentira lo que cuece
bajo la oscuridad
mentira el amor
mentira el sabor
mentira la que manda
mentira comanda
mentira la tristeza
cuando empieza
mentira no se va
mentira, mentira
la mentira...
mentira no se borra
mentira no se olvida
mentira, la mentira
mentira cuando llega
mentira nunca se va
mentira la mentira
mentira la verdad...
todo es mentira en este mundo
todo es mentira la verdad
todo es mentira yo me digo
todo es mentira ¿por que sera?